lunes, 29 de agosto de 2011

De frente: "Un punto que sirve"

En los primeros minutos del partido -y del torneo- Pitu sacó un tiro cruzado. Si entraba, nos íbamos a deslizar hacia el mismo sótano donde estuvimos durante aquel escalofriante 1-0 contra Der Borher. Pero de a poco las cosas se estabilizaron, aunque sólo al nivel del suelo, y el partido entró como por un tubo al único resultado que le cabía a un juego de troncos móviles en el que no se vio siquiera una jugada que valiera la pena pagar.
Pero si en un debut no se puede ganar, es mejor pasar desapercibido, como si no se hubiera jugado. Hay algo bueno en estos bodrios: se olvidan pronto. De modo que nos olvidaremos -ya nos olvidamos- que los laterales no pasaron al ataque, que los delanteros no tuvieron noción geográfica del arco y que hasta Martin anduvo con sus pies inteligentes descontrolados.
Tratando de ser fiel a la verdad relativa que queda flotando después de cualquier hecho, hay que decir que Karrantza no fue una maravilla pero tampoco fue, como otras veces, el agente de su propia catástrofe; y si salvó su ropa en San Agustin fue porque tuvo aspereza y sacrificio para defenderse como debe hacer un campeon. Son méritos que no nos darán un campeonato pero que ayudan a la primera fortaleza que necesita un equipo para confiar en sí mismo: la fortaleza mental.
Lo que se vio fue un equipo duro que llega poco, y que aspira al control del rival pero que nunca lo supera porque le falta, de modo muy visible, el factor sorpresa. Es posible que el plan de Leo sea el de convertir al equipo en una máquina de producir buen juego y triunfos, pero por el momento esa máquina sufre recalentamientos, cortocircuitos y apagones.
Igualmente, podemos salvar del tedio el gasto bestial de Gabi la seguridad de los laterales, el despliegue de Diego (muchas veces excesivo), la presencia temible de los centrales, la sobriedad de Pitu y las entradas de F Mangas y S Mangas, que no trajeron novedades en el resultado pero pueden ser leídas como una autocrítica del técnico.
Es inevitable que si se busca obsesivamente el cero del rival se termine pagando la obsesión con el cero propio. De las próximas semanas esperamos una evolución: cero gol en nuestro arco y que la formula de gol se siga repitiendo como de costumbre, porque MC10 todavía es intratable.

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